Una empresa y/o emprendimiento, no importa el tiempo que tenga ni el tamaño, siempre tendrá esos clientes que son un completo dolor de cabeza.

Gracias a las redes sociales, una sola persona tiene el poder para bajarse a una marca con años en el mercado. En el transcurso de nuestra vida empresarial siempre nos toparemos con personas así, a la cual deberemos manejar con pinzas.

El cliente no siempre tiene la razón

Antes de darle una respuesta al enojo de un cliente, debemos analizar la causa de esta molestia:  Hay causas racionales, irracionales y absurdas.

Racionales

El cliente tiene razón en presentar una queja o reclamo, tal vez porque el producto o servicio ha fallado y no se ha dado una solución oportuna a tiempo.


Irracionales

Aquí vemos un nivel de enojo completamente destructivo por parte de la contra-parte que no está dispuesto a recibir alguna clase de indemnización, este tipo de clientes son sumamente destructivos y tratarán de cualquier forma de bajarse la marca.


Absurdas

No hay ningún problema con ningún punto, pero tratan de hallar algún detalle inexistente, con la única razón de obtener un beneficio adicional al ya tratado.

Estrategias para calmar las aguas

Una vez identificamos en donde se categoriza, debemos pensar la mejor forma de comunicarnos con ellos sin echar mas leña al fuego.

#1 Déjalo hablar

Evitemos interrumpir, dejemos que se exprese y saque todo lo que piensa en ese momento, eso nos hará comprender acerca de la raíz del problema y pensar en una solución idónea que pueda calmar las aguas.

#2 Que no te cueste ofrecer disculpas

Si hacemos un mea culpa y vemos que los puntos que la persona pone en la mesa son entendibles de disgusto, tratemos de no tomarlo como personal y aprendamos a ofrecer las disculpas del caso, muchas veces la otra parte no quiere un beneficio extra, solo espera que se reconozca el error y se enmiende.

#3 Contesta rápido

Creo que a ninguna persona le agradaría tener un reclamo y presentarlo sin obtener una respuesta por parte de la empresa, la falta de pronunciación puede lograr que una simple queja leve se transforme en algo de mayores proporciones. Invirtamos en un buen servicio al cliente.